Sáb. Sep 14th, 2024

Conclusión

Como hemos visto, hay muchísimos argumentos que nos plantean mas que dudas con respecto a la supuesta ley de “no a las transfusiones”. Es evidente que la ley que Dios dio respecto a la sangre solo significaba que si uno mataba un animal para comer, debía demostrar que respetaba la vida de ese animal y que le pertenecía a Dios derramando la sangre al suelo. Había quitado una vida animal, pero haciendo este acto simbólico de derramar su sangre a la hora de matarlo, estaba diciendo que reconocía que la vida pertenece a Dios y que no era un asunto sin importancia. Matar un animal para comer era una premisa que Dios había concedido al ser humano para que se alimentara, pero no debía olvidar que la vida es valiosa incluso (aunque en menor grado que la humana) la de los animales.

En cambio, lo que enseña la organización de los Testigos Cristianos de Jehová es que, como la sangre pertenece a Dios por eso no se puede utilizar para salvar una vida. Pero una vez mas existe contradicción en lo que enseña. Posiblemente producto de intentar arreglar el error en que han visto que han caído al interpretar la ley de la sangre. ¿Acaso las fracciones no le pertenecen? ¿y por eso estas sí se pueden usar?  Una incongruencia que se analiza en el tema “Sobre las fracciones”.

¿Cómo son capaces de dictar una norma respecto a algo tan objetable a la vez que peligroso habiéndose equivocado en tantas ocasiones?

Los que dicen que las transfusiones son pecado también dijeron:

La Atalaya 15-04-1968 dice que el trasplante de órganos es canibalismo: «Los que se someten a tales operaciones están viviendo así de la carne de otro humano. Eso es caníbal.«

La Atalaya 15-04-1968

También dijeron que:

Si tu cónyuge te era infiel con alguien del mismo sexo o practicaba sexo con animales.

!!NO TE PODIAS DIVORCIAR!

La Atalaya del 1-08-1972 dice: «Aunque tanto la homosexualidad como la bestialidad son perversiones repugnantes, ni la una ni la otra rompe el vinculo matrimonial.«


Estos son solo unos pocos ejemplos de algunas de sus doctrinas o enseñanzas cambiantes. Pero son suficiente motivo para que uno mire con escepticismo lo que dicen con respecto a la enseñanza de “no a las transfusiones”.

En cuanto a los dirigentes de esta organización, podrían de una vez por todas reconocer su error y evitar mas sufrimiento innecesario.

O sino, siempre les queda el recurso de echar la culpa a Jehová por sus equivocaciones como ya han hecho con anterioridad, como lo muestra el ejemplo siguiente:

Primero dicen que no se puede hacer el servicio militar sustitutorio, luego rectifican porque ven que es una locura lo que dicen.

El Despertad del 8 de marzo de 1975 dice: «es un asunto de estricta neutralidad. Por lo tanto, cualquier trabajo que meramente sea un sustituto del servicio militar sería inaceptable para los testigos de Jehová»

Después, en vez de pedir perdón y reconocer su responsabilidad, culpan sutilmente a Jehová de que algunos hayan ido por años a la cárcel por culpa de sus enseñanzas absurdas.

Como hacen ver sutilmente en La Atalaya 15-08-98 pág. 17 cuando dice: «¿Fue injusto de parte de Jehová permitirle sufrir por negarse a realizar lo que ahora podría hacer sin consecuencias?«

Cualquier cosa antes que reconocer su error. ¡Hasta culpar sutilmente a Dios!


Conclusión:

Lo que dicen las Sagradas Escrituras respecto a la sangre debería ayudarnos  a entender mejor hasta que grado valora Dios la vida, incluso la de los animales que nosotros sacrificamos para nuestra alimentación. Este mejor entendimiento de la ley se relaciona muy estrechamente con las palabras de Jesús cuando dijo que ni un gorrión cae sin que Dios lo sepa. Y evidentemente Él quiere que guardemos el mismo aprecio y respeto a la vida, incluso la de los animales, y lo demostramos cuando como hemos dicho antes respetamos la sangre del animal que hemos matado para comer.

Él no pretendió imponer una carga tan sumamente pesada como la que otros han puesto al obligar a que se niegue una transfusión que puede salvar la vida de alguien tan amado como puede ser un hijo.

1Juan 5:3  “Porque el amor de Dios consiste precisamente en que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son costosos”.

No, Jehová no es un Dios al que le guste poner cargas pesadas, lo demostró Jesucristo cuando dijo que toda la ley se basaba en el amor y con frases como “prefiero misericordia y no sacrificio”. Ese principio subyace en todo mandato que Jehová ha dado, incluyendo el de la sangre. En cambio, buscarle aplicaciones a ese mandato que no están claramente definidas en la Biblia es tornar un mandato cuya cuna es el amor a la vida, en un mandato cuyo resultado es crueldad hacia el prójimo. ¡Que diferencia! Y lo que es peor, crueldad hacia el Creador, pues ponemos en su boca actos que están muy alejados de lo que Él como persona es o desea.

El asunto es muy serio y nos hemos visto con la necesidad de exponerlo pues la conciencia que Dios nos ha dado nos obliga.

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